"Quédate con un amor que te de respuestas, no problemas; seguridad y no temor, confianza y no más dudas." - Paulo Coelho
Quién puede decir, después de los 30 años, que no haya sufrido un desamor?
Estar dispuesto a entregar tu tiempo, esfuerzo, dinero, ganas, lágrimas y sonrisas por otro ser humano que no siempre va a corresponderte de igual manera... Hacerlo sin condiciones y sin medida, creer que forjarán un futuro juntos, hacer planes, soñar... Ah, si! Soñar... Y en el día menos esperado (o el menos deseado, cuando ya sabes que vendrá) te dicen: "Se terminó."
"Se terminó? En el mundo de quién se terminó? En mi mundo, sigues siendo mi rock star! Sigo pensando que te veré a mi lado, de mi mano, sonriendo, incluso discutiendo, y que saldremos adelante. En mi mundo, el que hayamos estado juntos significa que no debe terminar... Que cuando las cosas se ponen mal, es cuestión de trabajarlas, no desecharlas!", dice el corazón atormentado de quién aun ama.
Para el que deja, para el que termina la situación, para él... es más sencillo. Se tomó todo el tiempo que quiso para llegar a esa decisión, quizás ya tenga otra persona en su vida, quizás es un alivio el terminar con una relación en la que realmente no quería estar. Se ha llevado el tiempo necesario en sanar, previo a la herida.
Para el que es abandonado, es una sorpresa, una herida a quemarropa sin opción a respuesta. No hay elección: no te han preguntado si te parece bien la idea, te están contando que ya no va más, y te pasan el memo del Adiós.
Culpables? Víctimas?
Yo recuerdo usar la palabra "victimizar" cuando la persona a la que dejaba no aceptaba mi decisión. También recuerdo haberla oído cuando fue abandonada. De repente, nadie quiere ser el culpable, y todos quieren ser las víctimas.
Los que dejamos, y queremos ser respetables, tenemos un vicio desagradable: insistir en que estamos haciendo lo correcto, y sustentarlo con teorías. Teorías de "Te imaginas lo que va a pasar más adelante si ya estamos así ahora", "Podemos terminar ahora y ver que pasa más adelante", "Quizas, soy yo el que pierde más, pero prefiero tomar el riesgo."... o mi favorita: "Ahora no lo entiendes, pero más adelante te darás cuenta de que ésto es lo mejor".
Teorías que a más de completar como bomba atómica la destrucción de un corazón, nos ayudan a reforzar la decisión tomada. Si a ésto le sumamos el acudir posteriormente a un amigo/a a contarle con detalles lo realizado, y sacar conclusiones juntos de: "Hiciste lo mejor, y el otro ya verá como lo supera", creo que completamos el clímax del asesinato de un sentimiento.
Los abandonados, recurrimos a la desesperación como primera reacción. El muy conocido "manotazo de ahogado", ofreciendo el oro y el moro por volver, o mejor dicho, por no terminar. Entregando hasta la última gota de dignidad que nos queda, por no perder lo que atesoramos en nuestras vidas. Luego pasamos al dolor, donde incluso el aire que ellos exhalan, duele. Verlos, hablarles, recibir un mensaje, y hasta ser ignorados, duele. Todo duele. Nuestros ojos se vuelven globos de tanto llanto. Claro, también hay quienes optan por la auto-defensa: Mejor que se vaya, no lo necesito. Y viene el ya conocido "Living la Vida Loca", que en realidad nos deja más vacíos.
La aceptación, de una parte y la otra, es el proceso que más demora en completarse. Sobre todo cuando uno alberga esperanzas de retorno, de hacer una versión mejorada de la anterior. O comenzar de cero. No digo que no sea posible, pero se requiere mucho valor.
Principalmente, creo que lo que requiere valor es no acusarse e impedir que el rencor nos llene el plato. Ser abandonados no es divertido. Y uno siempre lo recuerda. Para que la relación funcione, debemos estar convencidos de que valdrá la pena. O, en su defecto, tener una gran dependencia emocional.
No existe una manera de llevarlo adecuada, mas que: Amar, Callar y Esperar. No podemos albergar esperanzas que no nos son dadas, y aun asi, es mejor no hacerlo. No podemos dejarnos llevar por el dolor, y decir cosas inadecuadas, de la que nos arrepentiremos luego. Paciencia es la peor palabra. Por eso elegi: esperar.
Por soluciones, respuestas o algo mejor: Esperar