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sábado, 21 de abril de 2012

Sostenidos por ángeles

No hay nada de romántico en esta historia... simplemente, les relataré un milagro.


Un día común, como cualquier otro. Me encontraba afuera del supermercado, pensando en como ha variado mi lista de compras desde que estoy a dieta "obligatoria". Suena mi celular... terribles noticias posteadas en el Facebook:

"Ayuda Urgente! Han lanzado hace pocos minutos 2 perros desde un puente en las Acacias..."

El maltrato es de cualquier tipo. No hace falta hacer algo tan atroz para decir que existe maltrato. El simple hecho de que no le cambie el plato de agua cada día (o cada vez que se requiera) a mi mascota, es una forma de maltrato. Es descuido. Es minimizar sus necesidades básicas. No podemos dejar pasar este último razonamiento, porque todos somos parte de esta cadena de agresión hacia los animales.

Lo pensé 2 minutos, y llamé a mi amiga. "Pasa ésto, puedes acompañarme?" - "De ley, vamos!". Si todos tuvieramos amigos así, no existiría la depresión.

La historia fue así: Una persona que se encontraba transitando por el lugar, vio el momento exacto en que desde el paso a desnivel de la calle Trujillo (7 mts de altura, aproximadamente), que cruza sobre la calle García Moreno en el centro-sur de Guayaquil, lanzaron 3 perros ... aparentemente de un vehículo en movimiento. Los 3 conscientes, 1 de ellos completamente ileso por caer sobre los otros dos, huyó. Los dos restantes, impactaban:



Dos cosas cruzaron por mi mente: "Por qué??????" y "Cómo sobrevivieron??". 

Gracias a las redes sociales (pros y contras) el caso se difundió tan rápido, que se logró contactar a un médico veterinario que se encontraba por el sector, quién de manera rápida y oportuna dio los primeros auxilios al perro blanco. El perro negro había huido. Al llegar, me encontré con un animalito completamente asustado y adolorido, quién habiendo sido recientemente atacado por un humano con el único objetivo de verlo muerto, no nos guardaba rencor... y más aun, buscaba nuestra mano con caricias de consuelo.


Él sentía miedo... Yo sentía rabia. Veía a los veterinarios discutir el caso, aplicando medicación, palpando si habían lesiones internas... cosas que con regularidad hago en caso de tratarse de un humano. Pensé... hasta cuando? Qué cosa tan terrible pudo haber hecho este perro para merecer algo asi? Pensaba en su miedo, en la confianza que debió tenerle a aquél que luego sería su agresor. Quizás creyó que salía de paseo en carro, no que sería lanzado de uno. Pensaba en su dolor. En no saber como decirnos exactamente qué siente, y cómo lo podemos aliviar. En verse rodeado de más humanos que podrían volver a herirlo. Pensaba es sus lágrimas... que no vemos.



No había tiempo que perder. Este perro, que fue bautizado con el nombre de "García Moreno", fue llevado rápidamente por Natalia y la Dra. Eliana a la veterinaria. El resto de nosotros, a buscar al segundo perro herido, llamado "Trujillo". No, no es tétrico ponerles como nombres las calles donde cayeron... porque sobrevivieron.



Por dónde comenzar a buscar? Si yo fuera perro, pensé, me escondería en algun lugar oscuro. Peor pronóstico para la búsqueda, entonces! Alguien que marcó ese día fue Miguel Pardo. Dijo: "Algo me dice que debemos buscar a lo largo de esta calle...", casi 30 minutos después de buscar entre 4 personas, en cada callejón y rincón en 6 cuadras a la redonda. "Espero que ud sea el próximo Cesar Millan, y nos guie a Trujillo, doc!", le dije.

Pasaron 10 minutos de búsqueda a lo largo de esa calle, y ahí estaba Trujillo. Sí, en un lugar oscuro.


Atención veterinaria inmediata, colaboración de los vecinos del sector, transporte a la veterinaria que lo esperaba. Puedes imaginar ahora, Trujillo, cómo algo que pudo haber sido fatal, terminó siendo un giro en tu vida? No me interesa saber quién te hizo daño, pude haber sido yo misma al ignorarte en la calle, pudo haber sido mi hermana al espantarte por temor a ser atacada... Me interesa que no recuerdes más tu vida pasada, sino lo que ahora estar por vivir. Lo mereces, sí... mereces lo mejor, simplemente por el hecho de existir.
















Mientras ibamos en camino a la veterinaria, alegres por haber encontrado a Trujillo, yo pensaba en Christian Rendón. Este chico, a quién jamás había visto antes, apareció de la nada para ayudarnos a buscar a quién ahora llevaba sobre su regazo. Dejó a un lado su trabajo, por hacer algo que él creyó más importante. Me llena de alegría, saber que Trujillo tocó corazones, y ganó más amigos verdaderos de los que yo tengo.

Sonreí, para mí, y agradecí a Dios por personas como él.



Al llegar, Trujillo fue completamente valorado, pero no podía caminar. No importaba en donde, cada vez que se lo tocaba, él se quejaba de dolor. La doctora indicó radiografías inmediatas para descartar lesiones óseas. Vio a su amigo García Moreno por breves instantes y, nuevamente, Trujillo estaba con nosotros en camino a hacerse las imágenes. Palabras de aliento y caricias es lo que recibía Trujillo en el trayecto, de parte de uno de sus rescatistas, el Dr. Pardo. Yadira manejaba lo más rápido posible, pero nos advirtió de un problema...



La llanta se había dañado. Sin tiempo que perder, el Dr. Miguel nos ayudó a cambiarla. Bueno, él hizo todo, yo no sé nada de carros. Y enseguida estuvimos nuevamente en camino.

















"Cuántas cosas pueden pasar en tan poco tiempo?", pensé. Estaba sentada en el asiento de atrás del carro de mi amiga, en camino a la veterinaria del Dr. Jaramillo, acariciando las patitas de Trujillo, cuando el Dr. Pardo dijo: "Aquí es... llegamos."

El Dr. Jaramillo (a quién veia por primera vez), nos abrió la puerta diciendo: "Este es el caso del perro lanzado de un puente?" - Si, doctor. - "Terrible... entren pronto." Creo que en menos de 10 minutos, teniamos las radiografías frente a nosotros:


- "No hay fracturas", dijo el doctor. - "... Perdón?" - "... Si, no hay lesiones óseas." - "Imposible! Cayeron de 7 metros de altura!" - "Usted es doctora, no? Vea la radiografía."

No había ni una sola fractura, ni desplazamiento. Nada. Recuerdo haber escrito en el Twitter: "Si no creían en los milagros, empiecen a hacerlo...". - "De todas formas, necesita valoración y tratamiento clínico", replicó el doctor. Claro, es asi. Pero yo no dejaba de pensar en lo que acababa de escuchar... Es como si un ángel lo hubiera sostenido durante la caída.

Regresamos a la clínica con las buenas noticias, y como respuesta obtuvimos mucho asombro. García Moreno seguía en shock, pero Trujillo además de eso, estaba aterrado. No caminaba ni paraba de temblar. Estaba en shock medular. Exámenes posteriores revelaron también que ambos tenían elevadas las enzimas pancreáticas y hepáticas. Necesitaban atención especializada continua, por lo que quedaron ingresados.

Al día siguiente, Trujillo empezó a levantarse, con dificultad, pero lo hacía. Creo que todos los que seguían el caso sonrieron al leer esa noticia. "García Moreno ya comió!", "Trujillo ya no tiembla...", un sinnúmero de respuestas positivas... eran las mejores noticias de cada día. Recibieron tantas visitas, que era imposible que no se sintieran amados. Sus vidas realmente cambiaron para siempre.


Ellos siguen hospitalizados con terapia de dolor, medicación, vitaminas y alimentación especial, y apenas superen sus cuadros post trauma, serán reubicados en hogares temporales hasta encontrar quién los adopte definitivamente.

















A través de esta "desgracia con suerte" que vivieron García Moreno y Trujillo, pude recuperar la fe en mi especie. Sí, aun queda gente buena en el mundo. Sí, aun quedan personas que ayudan sin esperar reconocimiento, dinero, o favores. Ellos ni saben que estoy haciendo este blog, espero no se enojen. Pero piensen que siempre cosas como éstas, que duelen... que hacen reflexionar, pueden llegar al corazón de un "animalista en potencia". A veces ayudar, en nuestra cabecita, parece difícil. No, no lo es. Mirarse en el espejo y saber que no ayudaste por verguenza, temor o pereza... eso sí es difícil. Donando un tabla que ya no usaba, ese morador de las Acacias ayudó a salvar a este perrito. Ven? No es difícil. Es sencillo y gratificante. 





Cuando ves una mirada asi, llena de paz y afecto, sabes que vale la pena ser parte del cambio. Todos podemos marcar la diferencia 
en la vida de otro... 
solo basta dar un paso, el resto vendrá solo.